miércoles, 21 de marzo de 2018

EL BAUTISMO EN EL ESPIRITU SANTO


INTRODUCCION.

El bautismo en el Espíritu Santo es la investidura de poder que Cristo otorga a los creyentes para un testimonio eficaz.

Hech. 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

El bautismo del Espíritu Santo fue ofrecido inicialmente por Juan el Bautista
Mat. 3:11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Y, posteriormente, prometido por el Señor Jesús
Lc. 24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

Cuando la promesa del bautismo en el Espíritu Santo, se manifestó a la Iglesia lo hizo como una experiencia diferente y subsecuente a la salvación.

Los apóstoles fueron sellados con el Espíritu.
Jn. 20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

Pero, fue hasta cincuenta días después que fueron bautizados en el Espíritu Santo.
Hech. 2: 1-4 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.        Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Cuando Felipe predicó en Samaria hubo muchas conversiones y bautismos en agua; pero, fue hasta días después, cuando llegaron los apóstoles, que recibieron el bautismo del Espíritu Santo.

Hech. 8: 14-17 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

Saulo se convirtió a Cristo con lo cual, quedó sellado con el Espíritu; pero, fue hasta tres días después que recibió la investidura de poder.

Hech. 9:17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

La señal externa de haber sido bautizado en el Espíritu Santo es el hablar en otras lenguas
Hech. 10:44-46 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.

Hech. 2: 4-11 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

Puesto que recibir el bautismo en el Espíritu Santo implica ser lleno del poder de Dios, la persona que recibe tal experiencia vive una transformación en su carácter. Igual que Pedro que de discípulo cobarde que negaba a su maestro, se convirtió en ardiente apóstol proclamador del mensaje de la resurrección de Cristo. A la vez, el testimonio ofrecido por quien ha sido lleno del Espíritu es impactante y eficaz, pues, de por medio va el poder del Espíritu de Dios.