viernes, 29 de marzo de 2013

LOS TRES ENEMIGOS MAS COMUNES DEL CRISTIANO #2

INTRODUCCION:

En la ultima oportunidad dijimos ya que el mundo es uno de los tres enemigos más comunes del cristiano; y nos quedamos en el enemigo #2 la carne esta es el segundo enemigo; de los tres enemigos mas comunes del creyente y, hoy retomamos el estudio desde el punto de vista de la carne como este segundo enemigo feroz del creyente.
Ya dijimos que la carne combate, que se opone, se niega, no se presta para que el creyente busque al Señor.
Y decíamos que por causa de la naturaleza Adámica que es una naturaleza caída o sea pecaminosa; todos los hombres nacemos en pecado y que por esa razón nuestra misma carne produce obras no agradables al Señor. Decíamos que Pablo describe en Ga. 5: 19-21 que << Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, e chicherías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas ; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. >>
Ahora siendo que el hombre tiene como una parte integral está naturaleza mala en él. Ésta no puede ser removida hasta que el cuerpo mismo en el que funciona sea también redimido, o hasta que la separación entre el cuerpo y los elementos inmateriales de alma y espíritu sea efectuada por la muerte.
La naturaleza Adámica es el factor dominante en todo lo que entra en la carne y, por cuanto el creyente sigue siendo no sólo espíritu y alma sino que también cuerpo; es que aún después de que este sea perdonado y salvado por la sangre de Jesucristo; es que aún así la carne viene a ser uno de los tres grandes enemigos de la vida espiritual.
El cristiano se convierte en un ser complejo, poseyendo dos naturalezas, con una complejidad de vida, porque, a menos que la naturaleza pecaminosa sea controlada por un poder superior a la capacidad humana, se hará sentir procurando deshonrar a Dios. No está dentro de la voluntad humana aún cuando ésta sea fortificada con las mejores resoluciones, el controlar la naturaleza adámica.
El conflicto debe transferirse al Espíritu Santo con fidelidad constante. Y para obtener la victoria el creyente debe mantener una actitud de fe objetó de poder ser salvo del poder reinante del pecado, del mismo modo en que fue salvo de la culpa y la pena del pecado por un acto de fe. Pero al creyente le debe estar muy claro que en cada aspecto de la situación siempre debe vivir única y exclusivamente por fe.
La vida que debe vivir uno que es justificado, por razón de sus enemigos superiores y su propia impotencia, lo cual sería imposible aparte de la capacitación divina realizada en respuesta a la fe. Es vivir en la seguridad de la salvación, porque la salvación y la santificación son obra de Dios. Y la determinación humana no puede ayudar. Porque el que no es regenerado posee una naturaleza totalmente caída. Y el mal entendido es en relación al cristiano.
La enseñanza bíblica es clara y también hay algunos cristianos que han caído en el error asumiendo que ellos ya no pueden pecar. Y no es que no puedan, que si pueden; pero, no deben, y si alguno por cuanto vive todavía en un cuerpo de carne, y se descuida y deja de vivir en el Espíritu llega a pecar dice el apóstol Juan en:
1Jn. 2:1 << Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. >>
1Jn. 1:10 << Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. >>
Este asunto se debe discutir bajo dos puntos de vista, tanto como por el experimental como por el bíblico. Experimentalmente los más santos entre los hijos de Dios han sido conscientes de la presencia y el poder de una naturaleza caída. A esto se le llama comúnmente la conciencia normal del creyente de voto. Tal conciencia no es una evidencia de falta de madurez; más bien es una evidencia de verdadera humildad y de una clara visión de su propio corazón. Esto no implica una falta de comunión con Dios ocasionada por contristar al Espíritu Santo a causa del pecado. Porque ¿Quien puede detestar más el pecado que aquel que está consciente de su presencia y poder dañino que este hace a su vida?
¿Y quien está en mayor peligro de su ruina en la vida espiritual, que aquel que se ha convertido en una presa de éste?
La prevención de que un creyente verdadero ya no tiene la disposición al pecado se debe basar en una terrible falta de conocimiento de este. Porque el verdadero carácter del pecado es la destrucción de aquel individuo con quien él tiene tal contacto. Si uno puede modificar el carácter del pecado en su propia mente, y por el mismo proceso puede elevarse a sí mismo de la conciencia de pecado. Tanto que la verdad de la verdadera naturaleza espiritual no puede prevalecer cuando se basa en la experiencia humana; si no que debe basarse en la revelación. El pecado no es lo que alguna persona extraviada pretende que sea; sino que es lo que Dios ha revelado en su palabra ser.

¿Qué es el pecado según la Biblia?
Un estudio profundo de la palabra de Dios declara que el pecado ha sido bien definido como:
(cualquier violación a la voluntad revelada de Dios)

El creyente puede preguntarse: ¿He hecho yo todo lo posible por hacer la voluntad de Dios con motivos puros? Porque Dios le ha provisto al cristiano una victoria completa; pero los cristianos muy a menudo hemos fallado en nuestra relación con Dios. Si estos cristianos verdaderamente poseen el conocimiento de Dios y relación con su hijo y el Espíritu Santo, estos son conscientes con frecuencia que no son limpios de pecado a los ojos de Dios.
En el antiguo testamento el testimonio de los hijos de Dios en todas las generaciones fue sus mismas conciencias de ellos concientisandoles la pecaminocidad y ofensa contra Dios: David, Sal. 51, 2Sam. 12:13, Job. 42:6, Is. 6:5
Pero ahora en Rom. 7:15 y 8:4 encontramos los pasajes principales sobre esa verdad, de que el creyente posee dos naturalezas y que una de ellas, la naturaleza pecaminosa no puede ser gobernada ni aún por el poder de la voluntad de una persona regenerada.
La naturaleza original caída, que está inclinada al mal y que comúnmente se le llama la vieja naturaleza; y la que en la misma persona responde a su ente salvado que es la que comúnmente se le llama la nueva naturaleza esta se contempla por el Espíritu Santo que en él mora.
La cuestión vital es, si el cristiano en si mismo y por ser salvo meramente, tiene el poder para controlar victoriosamente su naturaleza pecaminosa, esto sería imposible concebir tal ilusión. Porque en este conflicto el que es salvo posee una nueva naturaleza, este ahora siendo salvo, tiene ideales diferentes, santos y elevados, y todavía, por su incapacidad de realizarlos, llega a ser un "miserable hombre"
En esta clase de lucha está el conflicto descrito en Ga. 5:16-17 que dice: << Digo pues, ahondad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne; 17 Y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. >> aquí es donde se asegura la victoria sobre la carne, si se lucha confiado en el Espíritu. También se descubre en este pasaje que la vieja naturaleza del creyente y el Espíritu siempre están "en oposición" el uno al otro. Estos nunca pueden llegar a ponerse de acuerdo ni ligeramente por disposición alguna de la vieja naturaleza. Según Galatas 5: 16-17 lo que es verdad respecto al desacuerdo entre el Espíritu Santo y la vieja naturaleza es igualmente cierto en cuanto a la nueva naturaleza, de acuerdo con el pasaje de Romanos. 7:15 y 8:4 que ya mencionamos anteriormente, De los dos pasajes hay que observar que el uno registra un completo fracaso, y el otro una total victoria. La diferencia entre ellos es que en uno la fuerza limitada del salvo ha producido un conflicto con la vieja naturaleza, ha obtenido una total victoria. Porque el inconverso no adopta ideales o propósitos tales como los de Romanos 7 que van más allá de los dictados de la débil conciencia. Dios no está en todos sus pensamientos. Finalmente y en conclusión el mismo ego de Romanos capítulo 7 continúa en el 8 y en su mismo énfasis cristiano. La diferencia indicada entre los capítulos 7 y 8 no es en cuanto a la salvación, sino en cuanto a la liberación del poder del pecado y de la muerte que siempre es el fruto de la naturaleza pecaminosa.
Habiendo determinado que este pasaje registra la lucha de un hijo de Dios es verdaderamente valioso notar que él, aunque salvó, siempre posee una naturaleza caída, y su liberación no es por la erradicación, sino por el poder victorioso del Espíritu Santo Rom. 8:2 << Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. >>
De cada referencia al viejo "yo" así como por la frase paralela que se encuentra en el pasaje, en Rom. 7 especialmente el (V- 17) "pecado, la naturaleza que mora en mí>> (V-20) << en mí esto es en mi carne no mora él bien>> (V-18) <<el mal está en mí>> (V-21) <<el pecado que está en mis miembros>> (V-23) etc,
Es evidente que el escritor poseía una naturaleza caída.
Veamos el punto de vista del apóstol Pablo en lo que atañe a la vieja y la ahora nueva naturaleza: porque este pasaje nos conduce a la pregunta ¿Quien me librará?
Ro. 7: 15-25 << Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
>>

El pasaje da inició así en el: (V-15) << porque lo que hago >> "impulsado por la vieja naturaleza" no lo entiendo (por causa de la nueva naturaleza que hay en mí) << Pues no hago lo que quiero >> (en la nueva naturaleza) << sino lo que aborrezco>> en mi (nueva naturaleza) << eso hago >> (lo de la vieja naturaleza) << y si lo que no quiero>> en mi (nueva naturaleza) <<esto hago>> (las cosas de la vieja naturaleza) <<apruebo>> (en mi nueva naturaleza) <<que la ley es buena de manera que ya no soy yo>> (si no mi nueva naturaleza) <<quien hace aquello, sino el pecado que mora en mi>> la (vieja naturaleza) << y yo se que en mí, esto es en mí carne, (vieja naturaleza) no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo porque no hago el bien que quiero>> hacer en mi (nueva naturaleza) << sino el mal que no quiero, eso hago>> en mi (vieja naturaleza) << y si hago lo >> (de la vieja naturaleza) << que no quiero>> hacerlo (en mi nueva naturaleza), <<ya no soy yo >> (sino la nueva naturaleza que está en mí) << así que queriendo yo >> (en mi nueva naturaleza) <<hacer el bien, hallo esta ley >> (no la de Moisés) << que el mal >> o sea (la vieja naturaleza) <<está en mí >>
<<Porque según el hombre interior>>, (la nueva naturaleza) <<me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros >>(la vieja nueva naturaleza) << que se revela contra la ley de mi mente >> (la nueva naturaleza que se deleita en la ley de Dios) << y que me lleva cautivo a la ley del pecado >> a (la vieja naturaleza) << que está en mis miembros, miserable de mí ¿Quien me librará de este cuerpo de muerte?>>
La naturaleza de este conflicto es evidente como también lo es el completo fracaso registrado. El como efectuar lo que es bueno es un problema que afronta todo cristiano serio, y mientras centenares de predicadores están en exhortar a sus congregaciones que deben ser buenos, prácticamente ninguno está diciéndoles como serlo. Este fallo se debe al descuido de la verdad en cuanto a la vida cristiana en las congregaciones en donde se preparan los ministros.
El apóstol descubrió lo que hoy meditamos, y es; que dice: cuando él quería hacer el bien, el mal (la vieja naturaleza) estaba presente en él. Para detenerlo.
Su esfuerzo propio por realizar esos altos ideales, que son los acompañantes naturales del estado de un regenerado, fue ineficaz.
Y así con extrema pena exclama: << ¡Miserable de mí! ¿Quien me librará de este cuerpo de muerte? >> mediante una terrible figura muy significativa el apóstol compara su naturaleza caída con que debe llevar a donde quiera que vaya. un cadáver, así que aún los grandes hombres de Dios se sentían y se veían incapaces de vencer la carne.
Punto final.
La carne o sea el cuerpo el cual forma parte de nuestra vida corporal, es el segundo enemigo del cristiano serio que quiere agradar a Dios, casi siempre la carne pesa mucho y está se opone y pelea para que no busquemos a Dios, por eso dice el apóstol: Gal 5: 16 << no satisfagáis los deseos de la carne,>> Rom. 8: 6 << porque el ocuparse de la carne es muerte >> muerte segura inevitable, así pues la carne se convierte en nuestro segundo enemigo común. Porque nos lleva a la destrucción eterna si nos dejamos dominar por ella.

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